Muchas veces, por la edad o por la genética, los párpados superiores se caen y los inferiores se hinchan, dando a nuestro rostro una apariencia de cansancio extremo. Estas antiestéticas formaciones nacen cuando los músculos que rodean los ojos se debilitan. Al estar flácidos, dejan pasar al exterior cantidades de grasa que estaban siendo contenidas por la musculatura. La función de esta grasa es permitir que los movimientos de los ojos sean más suaves, pero cuando traspasa los músculos y se acumula en bolsas, pierde su objetivo.
No debemos alarmarnos si solo se presentan al levantarnos, ya que esto puede deberse al cansancio o a la retención de líquidos. Pero si se convierten en una constante en nuestro rostro, una solución para este problema es someterse a una blefaroplastia: la cirugía que extrae el exceso de grasa y en algunos casos, también de piel.
Con la blefaroplastia mejoran su aspecto no solo pacientes que ya han pasado los 40 años (edad en la que la piel comienza a evidenciar los efectos de la ley de gravedad), sino también aquellos más jóvenes, quienes por razones genéticas han desarrollado bolsas o tienen los párpados caídos.
Conozcamos los cinco puntos importantes que constituyen una completa blefaroplastia.
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