Los especialistas en medicina estética coinciden en que la ozonoterapia puede significar una intervención eficaz en los casos de adiposidad localizada. Esta terapia se realiza con inyecciones subcutáneas en la zona adiposa a tratar, basándose en la capacidad del ozono de agredir la cadena de ácidos grasos insaturados transformando las moléculas grasas de lipófilas a hidrófilas.
La celulitis o adiposidad localizada es una acumulación de grasa en células específicas que son los adipocitos. La forma adipocita de las células almacena y descompone fundamentalmente triglicéridos, formados por una molécula de glicerol unida a tres cadenas de ácidos grasos. La adiposis almacena los triglicéridos desarrollando su capacidad de dilatación. De ahí el aspecto flácido de zonas celulíticas y de piel de naranja de la dermis de estas regiones.
Por lo que la celulitis es una degeneración del tejido adiposo caracterizada por la reducción de la microcirculación en esta zona. Con lo que se da un estancamiento o estasis sanguíneo por la destrucción de los capilares, tal como se ha observado en estudios histológicos en el laboratorio.
Esta alteración provoca un edema, ya en una segunda fase (celulitis edematosa), el cual induce, a su vez, una respuesta del tejido adiposo con laceración de la membrana celular y fibriloposis que culmina con la formación de tejido conectivo esclerótico y micronódulos.
Se ha demostrado que el ozono médico activa el metabolismo de las grasas y que tiene propiedades antiinflamatorias, bactericidas y analgésicas. Aumenta, además, la glicolisis, disminuye el ácido úrico y activa la microcirculación.
El ozono reacciona con los ácidos grasos insaturados (de doble enlace en la cadena) transformándolos en hidrófilos e hidrófobos, con lo cual, algunos de ellos tienen la capacidad de ser disueltos en el agua.
Los peróxidos que se forman reaccionarían con los aniones y alterarían la balanza oxidativa a favor de los factores peroxidantes que atacarían a los ácidos grasos insaturados de los lípidos dañando la estructura de las membranas adipocitarias.
Esto comporta una mejora en la oxigenación de los tejidos y de la microcirculación que se activa, gracias a la acción del O3 sobre la hemoglobina y sobre los eritrocitos permitiendo la eliminación de fragmentos de las cadenas grasas de los adipocitos.
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