El acumulo de grasa en el pubis puede causar en el paciente masculino, un disconfort estético ya que provoca una reducción indirecta de las dimensiones visibles del pene
Como en toda cirugía estética, el paciente debe presentar unas características anatómicas y psicológicas determinadas antes de someterse a la intervención:
Debe tener una elasticidad de la piel suficiente para acomodar el cambio de volumen inducido por la liposucción, y sobre todo debe tener una expectativa realista sobre el resultado a obtener. Debe hacerse una exclusión de pacientes con hernias inguinales presentes o sospechosas, y deberá repararse esta alteración antes de someterse a la liposucción.
No hay mucha diferencia con respecto a la técnica empleada en otras zonas corporales a la hora de hacer una liposucción. Una vez realizada la anestesia, que puede ser local con sedación, se utiliza la técnica tumescente que consiste en infiltrar moderadas cantidades de suero salino con adrenalina para reducir el sangrado.
Posteriormente y mediante solo un par de incisiones de medio centímetro, se realiza la aspiración de la grasa excedente.
Se pueden utilizar equipos de vibroliposucción asistida, lo que facilita la remoción de la grasa con menos traumatismo para los tejidos.
La intervención finaliza con un punto de sutura en cada incisión, y la colocación de la correspondiente prenda de compresión que deberá ser llevada por el espacio de un mes.
El resultado se aprecia casi inmediatamente al hacer desaparecer el tejido graso que ocultaba el cuerpo del pene. Es normal cierto edema inflamatorio debido al trauma quirúrgico durante algunas semanas, pero una vez resuelto este, el resultado es muy satisfactorio, ya que se recupera, en casos de envejecimiento, el aspecto del pubis de etapas más juveniles, y en caso de sobrepeso contribuye a mejorar la autoestima del paciente ante su cuerpo desnudo y ante su vida sexual.
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