La depilación ha llegado a los hombres a través de deportes como el ciclismo o la natación, y en los últimos años se ha consolidado a través de la moda. En la actualidad, la depilación masculina ha llegado a los centros de estética y ha trascendido de la cera al uso de las nuevas tecnologías destinadas a la depilación definitiva: el láser y el IPL.
Desde el abdomen a la espalda o la barba, sin olvidar piernas, cuello y pecho. Los hombres se someten cada vez más a este tipo de tratamientos, ya habituales en la mujer. La diferencia fundamental, sin embargo, es que la extensión del vello en el cuerpo masculino es muy superior a la que se da en el otro sexo. Y ello tiene una consecuencia inmediata, como es la necesidad de un mayor número de sesiones en función de la cantidad de pelo a eliminar.
De hecho, en hombres con abundante vello no se puede abarcar toda la superficie en una única sesión y debe realizarse la fotodepilación en sesiones sucesivas dedicadas a aclarar diferentes áreas hasta completar toda la extensión a tratar.
Pero la cantidad de vello no es la única razón para que el hombre necesite más sesiones que la mujer. También hay que tener en cuenta que las características del vello corporal masculino hacen que sea casi imposible que se elimine todo el vello en una única sesión y, por otra parte, también son mayores las posibilidades de que el vello vuelva a salir, aunque sea con una menor densidad y en menor cantidad.
En este sentido, la edad es un factor determinante, fundamentalmente por cuestiones hormonales, que predispone a que se pueda generar vello nuevo más allá de los 40-50 años, en función de la zona del cuerpo de que se trate.
En el momento en que un hombre decida someterse a una fotodepilación, lo más importante es solicitar el asesoramiento de un experto para que, tras el estudio de la piel y el tipo de pelo que tenga, le aconseje la técnica más adecuada para él. En este sentido, es muy importante asegurarse de que el centro de estética o la clínica dermatológica que se elija disponga de diferentes tecnologías, es decir, diferentes tipos de láser e IPL.
Cada tecnología tiene aplicaciones y características diferentes, por lo que esencial que el centro seleccionado disponga de la mayor parte de ellas. El color de la piel y las características del vello determinarán cuál es el tipo de láser más adecuado en cada caso o si es preferible recurrir a la luz pulsada (IPL). Y esto es muy importante.
La luz pulsada, por ejemplo, es muy efectiva cuando se aplica a vello muy oscuro y grueso y pieles muy claras, pero pierde efectividad en vellos claros o finos y pieles oscuras. A parte de ello, tiene la ventaja de que permite abarcar una superficie mayor que en el caso del láser, lo que hace que sea más práctico cuando la superficie a depilar es muy amplia (pecho, hombros, espalda, etc.). Pero también se necesitan más sesiones para eliminar totalmente el vello.
En lo que se refiere a la fotodepilación por láser, el tipo de vello y de piel y la fase de crecimiento en que se encuentre el pelo determinará el tipo de láser a utilizar: Alejandrita, diodo, Soprano, ND-YAg, etc. Una elección correcta determinará el grado de eficacia final y el número de sesiones necesarias.
Por último, conviene recordar que aunque en la publicidad se la denomine depilación definitiva, más aún en el caso de los hombres, el vello vuelve a salir, aunque sea en menor cantidad y densidad, lo que implicará someterse nuevamente al proceso para mantener la piel libre de vello.