
Como ya señalamos, antes de someterse a un tratamiento con colágeno, ya sea en ambos tipos de cirugía estética y reconstructiva, es muy importante que el paciente se someta a una prueba de alergia, que se realiza , por lo general cuatro semanas antes de la operación. Esta prueba consiste en aplicar en cualquier zona del antebrazo la sustancia (en mínima medida) y observar su reacción del paciente, si presenta algún tipo de alergia, la zona se pondrá de color rojizo. Si no ha existido ninguna reacción en una semana se procede a intervenir.
SI bien es cierto el colágeno es más empleado en el caso de la cirugía estética y reconstructiva en menos cantidad, debemos señalar que su importancia es similar y hasta en muchos casos más significativa, ya que en la cirugía reconstructiva se emplea para solucionar o disimular mal formaciones generadas por accidentes (muy frecuentes en el caso de quemaduras). En la cirugía estética por el contrario se emplea el colágeno con un fin mas estético, quizás hasta peca de banalidad, pero este tipo de operaciones son las de mayor demanda, como por ejemplo el colágeno para el relleno de arrugas surcos y depresiones o simplemente para resaltar estructuras como los labios.
El colágeno empezó a utilizarse para las cirugías reconstructivas, en las suturas quirúrgicas, en la fabricación válvulas cardiacas y también como agente para detener hemorragias. Ya con el colágeno bovino purificado se desarrollaron para relleno de la piel, especialmente de arrugas, líneas y cicatrices de la cara y del cuello, así como para el aumento de labios.
Después del tratamiento o de la intervención, el paciente puede sufrir ligeras molestias como dolor e hinchazón en la zona tratada, si el paciente es de piel fina podría sufrir de enrojecimiento, así como pequeños puntos rojos en la zona de penetración de la aguja. Todos estos síntomas desaparecen en unas horas.
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