La crioterapia, como su nombre indica, es una técnica que permite perder grasas localizadas a través del frío. La técnica es muy sencilla y lógica: existen sustancias naturales
que en contacto con la piel, provocan un descenso importante de la
temperatura local. El organismo, que no puede admitir que una parte del
cuerpo esté más fría que otra, rápidamente se pone en marcha para
autorregular la temperatura, provocando un aumento de la circulación en
la zona y un aumento de calor interno que provoca la combustión de las
grasas.
Dicho de otra manera: si aplicamos un gel frío en zonas que queremos modelar o reducir, como pueden ser nalgas, muslos, tripa, cintura, etc…vamos a sentir un frío importante y agradable en la zona de aplicación que provocará de inmediato y por ese efecto frío una reducción rápida del volumen, de modo que las faldas y pantalones apretados se abrochan sin problemas. Ese efecto es provocado por un aumento del tono muscular, (algo parecido al aspecto de nuestro cuerpo al salir de una piscina de agua fría, en que los tejidos están más firmes y más “apretados”) .
Cuando nos aplicamos un producto de este tipo el efecto “frío” y de aumento del tono muscular, se mantiene durante aproximadamente una hora, que es el tiempo que tarda nuestro organismo en regular la temperatura mientras está quemando grasas localizadas.
Los resultados son visibles desde el primer día: pérdida de centímetros y un aumento del tono muscular que se traduce en una mejora de la flacidez.
Es un método natural que no tiene ninguna contra-indicación, eso sí, no debe aplicarse en zonas sensibles, ni cerca de los ojos, porque podría irritarlos. Por lo demás, tiene la ventaja añadida de que permite ir caminando en pleno verano con un traje sin tener sensación de calor ni de sudor mientras se van reduciendo tallas y reafirmando tejidos.
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