Más que una reacción nerviosa, el estrés puede convertirse en una enfermedad crónica y muy dolorosa, sobre todo cuando ataca a zonas específicas del cuerpo, desarrollando nuevos males que se agravan con un estilo de vida desordenado y en el que los excesos están a la orden del día. Lógicamente, el mejor antídoto para la ansiedad y preocupaciones es un tiempo exclusivamente dedicado a relajarnos. Y nada mejor que con un tratamiento que además de devolvernos la tranquilidad, ayude a sanar otras dolencias y fortalezca nuestro organismo. Esta relajante alternativa es el drenaje linfático, el cual se compone de una serie de masajes en puntos específicos del cuerpo para desbloquear los mecanismos de desagüe y limpieza del organismo, compuestos de los canales, vasos y nódulos linfáticos (de ahí el nombre del tratamiento). La finalidad última del drenaje es que se eliminen las toxinas y líquidos nocivos producto no solo del estrés, sino también del sobrepeso e incluso de la falta de actividad física, que tiene como consecuencias inmediatas un profundo cansancio, hinchazón, celulitis y estrías, sin contar los estados depresivos (tristeza e irritación). Así mismo, con la estimulación del sistema circulatorio se ayuda a eliminar el acné y dilatar la aparición de arrugas. Y por si fuera poco, se refuerza el sistema inmunológico, haciéndonos más resistentes o aliviando enfermedades como la artritis, artrosis y osteoporosis.
Fuente: Cesmedic Plastic
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