Aunque en un primer momento esta rutina se nos hace cuesta arriba, podremos buscar la forma de superarlo en positivo si aplicamos algunos truquillos sencillos.
La vuelta al lugar de residencia no tiene porqué significar necesariamente el fin de las vacaciones.
Si tienes la tarde libre o aunque solo sean los fines de semana puedes dedicarlas a hacer cosas estimulantes, de este modo te resultará más llevadero el cambio. Salir a dar paseos o a tomar algo con los amigos que van volviendo de vacaciones puede resultar agradable.
Todo esto puede ayudar a hacernos más llevadero el regreso y a disfrutar de nuestros últimos días al aire libre.
También puedes buscar actividades baratas y agradables .
Si no dispones de compañía y tu situación económica después del verano está bajo mínimos, puedes buscar actividades que no cuesten dinero y que resulten igual de agradables: salir al campo a un parque cercano a leer un libro, asistir a alguna exposición en tu ciudad o a algún acto cultural.
Si tu trabajo no te satisface tendrás que decidirte entre quedarte o abandonarlo.
La vuelta al trabajo es inevitable.
Aún así, todos sabemos que esto es difícil que ocurra y que la vuelta al trabajo el lunes sucederá queramos o no.
Con lo cual ¿De que sirve lamentarse? ¿Hacemos algo para que la situación cambie? ¿Soluciona nuestra angustia el quejarnos cada día? La respuesta es no, así que deja de lamentarte y relájate.
Nunca nos acordamos de las satisfacciones que aporta, o simplemente del dinero que nos llega a fin de mes.
Estos son aspectos positivos de los que nos olvidamos. Si no tuviéramos ese trabajo probablemente no estaríamos de vacaciones.
Las quejas por el trabajo forman parte de las conversaciones diarias y parece que para estar integrados tenemos que quejarnos con nuestro grupo. Si no es tu caso, olvida las quejas y se positivo.
Si tu trabajo realmente no te satisface, tendrás que decidirte entre quedarte o abandonarlo.
Todos hemos sufrido alguna vez alguno de los síntomas provocados por el llamado síndrome postvacacional. Aunque no es una patología propiamente dicha, contiene un componente de tristeza y angustia similares a una depresión, con la diferencia de que es mucho más leve y que pasa en pocos días.
Necesitamos un periodo de adaptación a los horarios, responsabilidades, obligaciones... que suponen la vuelta a casa y en ese periodo podemos sufrir angustia, ansiedad, cansancio, desgana, depresión o tristeza.
Además, existe una añoranza de los momentos pasados en el verano y probablemente los exageremos como si hubieran sido fantásticos en comparación con la nueva época laboral que calificamos de “odiosa”.
No centres la atención sólo en el tema laboral. La vuelta a casa supone otras muchas cosas como el reencuentro con amigos, el sosiego de la rutina diaria, el control de los horarios y la tranquilidad del día a día.
Otra manera de superar la vuelta a casa es pensando en nuevos proyectos y en cambios importantes. Ésto te estimulará y te ayudará a estar contento ante la llegada del invierno.
La primera semana de trabajo será dura y desearás que llegue el fin de semana enseguida.
Muchos se incorporan a mitad de semana para aclimatarse mejor y trabajar menos días la primera semana. Si puedes hacerlo es un buen truco.
Ponte al día de las últimas novedades y comenta cotilleos y cambios con tus compañeros en las horas de comida.
Estos temas pueden resultar divertidos y os ayudarán a evadíros durante un tiempo.
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