Existen algunas variantes dentro del campo de los tratamientos que integran la cavitación en su proceso de acción. Encontramos la cavitación estable, la doble cavitación y la ultracavitación. La primera modalidad es la llamada tradicional que funciona según el esquema explicado anteriormente. Es una alternativa a la liposucción quirúrgica, menos agresiva y más cómoda. Es un tratamiento que reduce la celulitis y los panículos adiposos con muy buenos resultados.
La doble cavitación, por otro lado, es el efecto producido por dos ondas de frecuencias distintas y combinadas, generando de forma controlada y repetitiva micro burbujas de gas. Paralelamente estas ondas interactúan generando un elevado aumento de temperatura interna por el efecto de vibración de la resonancia molecular y de la cavitación. El efecto de las burbujas es el aumento de temperatura, dado que acumulan energía, hasta que se colapsan y implosionan. Las células adiposas se exponen a esta energía, y por lo tanto se destruye de forma selectiva la grasa con la consiguiente transformación de la esta sustancia líquida, que después será eliminada a través del sistema linfático y urinario. Si se combina este procedimiento con el endomasaje, se genera una succión sobre la célula y se produce un estiramiento del tejido, aportando oxigenación a la zona, así como una mejor irrigación sanguínea.
Este tratamiento permite por efecto sonoforético una penetración de los principios activos y enzimas de cosméticos, consiguiendo un aporte muy importante de nutrientes muy beneficiosos para el organismo. Es muy recomendable realizar un drenaje en la zona justo después de la sesión para ayudar a la eliminación. No necesita anestesia y está dotado con la máxima seguridad para el paciente con un diagnóstico y un control previo realizado por el propio aparato. Permite resultados visibles a partir de la tercera sesión y con un efecto duradero. Se trata de un sistema que asegura eficacia y estabilidad a lo largo del tiempo. Por otro lado la ultracavitación incorpora ultrasonidos de baja frecuencia, que logran romper el tejido graso sin dañar la micro circulación. A través de las ondas que propagan vibración de ultrasonidos, se genera una sucesión de burbujas que crean una compresión estable capaz de separar los nódulos grasos, romper la membrana de los adipocitos y emulsionar la grasa que albergan.
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